viernes, 13 de noviembre de 2015

El oído de nuestra mascota

En nuestro perro el sentido del oído es muy agudo

Con los sonidos de tono bajo, los oídos de los perros tienen más o menos la misma agudeza que los nuestros, no obstante, en los tonos altos el perro nos aventaja con mucho. Nuestro ámbito superior, cuando somos muy jóvenes, es de unos 30.000 ciclos por segundo, pero desciende a 20.000 cuando somos unos jóvenes adultos y alcanza solo los 12.000 al llegar a la edad de la jubilación.

Los perros poseen un límite superior a 35.000- 40.000 ciclos por segundo y según una reciente investigación rusa, llegan a los 100.000.

La capacidad de ciclos por segundo que es capaz de alcanzar el oído del perro, les da el atributo de oír cierto número de sonidos que para nosotros son ultrasónicos.

Si un perro alza de repente las orejas y se pone en estado de alerta, puede que haya detectado el chillido del tono muy elevado de los roedores que es para nosotros completamente inaudible.

Yo los invito a desafiar a su perro, tratando de abrir un paquete de galletas sin que él se dé cuenta, puede ser que no lo vea pero estará  a punto para recibir su dotación
.
La evolución de esa audición mucho más sensible se halla con claridad relacionada con las necesidades venatorias de los antepasados de nuestros perros domésticos, que les capacitan para detectar la presencia y movimiento de las ratas, ratones y otras pequeñas presas

Como consecuencia del refinamiento auditivo de cazador, los modernos perros domésticos pueden reaccionar a pequeñas pistas que hacen que su conducta parezca casi telepática.
El mejor ejemplo se refiere a su capacidad para percibir que su amo está a punto de llegar a casa. Mucho antes de que los humanos de la casa puedan escuchar nada, el perro está en pie y alerta, aguardando con ansia en la puerta para saludarle. Si regresa a casa a pie, el perro es capaz de captar su estilo particular de andar y distinguirlo de todas las demás pisadas que se producen en la calle. Si su amo llega a casa en coche, el perro distingue el sonido del automóvil familiar de cualquier otro que pase por la avenida.


Aunque esto sea difícil de creer, en estado salvaje los lobos pueden escuchar un aullido a una distancia de hasta seis kilómetros.

Hasta la proxima

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