lunes, 7 de septiembre de 2015

La conducta y la eutanasia

Una decisión adecuada, respecto a la vida de la mascota no puede hacerse sin analizar los elementos de la conducta que orillan a tomar esta decisión. A menudo nos comentan que la conducta problema es impredecible, pero platicando con él, hemos llegado a determinar con frecuencia que el problema es muy predecible en relación a cuándo sucederá y que es lo que lo desencadena. Es muy importante valorar si la conducta representa un riesgo para la persona u otros animales, inclusive si la mascota se automutila. En el caso de perros agresivos es muy importante que conozcamos que tantos objetivos son los que busca el perro, por ejemplo, una mascota puede mostrar una conducta agresiva como respuesta a sonidos altos como la podadora de pasto, el camión repartidos de agua, la sirena de la ambulancia, el camión de la basura o una motocicleta. El perro puede dirigir su agresión solamente hacia estos aspectos o puede redirigirla hacia animales, personas u objetos cercanos. También los objetivos pueden ser específicos (por ejemplo solo un tipo particular de persona o perro) o ser más bien aleatorios (cualquiera que paseen la cercanía).

Hay un aspecto que muchas veces el propietario pasa por alto; cuando el perro muerde con que facilidad lo hace y que tan grave es la lesión. Si la mascota muestra agresión frecuente, pero hace poco o ningún daño, a menudo es mejor candidato para rehabilitación, que aquellos que muerden con poca frecuencia, pero infringen daño considerable cuando muerden. Aquí es muy importante considerar, que en general la próxima mordida del animal  sea similar en severidad a las mordidas previas. Una mascota que lesiona consistentemente a su objetivo con suficiente severidad como para llevarlo de urgencia a un hospital, representa un riesgo mucho mayor, debido a que el propietario considera esta situación más preocupante.

No es necesariamente cierto que la gravedad de la mordedura del perro aumentará con el tiempo. La severidad de la mordedura depende en parte de la socialización de la mordida del animal ,(¿tuvo oportunidad de aprender a controlar su hocico cuando era joven?) el estado de salud del animal y la conducta de la víctima.

En mi experiencia, la edad del animal puede influir en el umbral de mordida. De manera similar a las personas, los animales adolescentes a menudo muestran mayores niveles de impulsividad y reactividad. Es una mentira que una vez que el animal muerte, siempre morderá de nuevo. Hay numerosos ejemplos de perros que han mordido una vez y luego nunca jamás.

Reciban un saludo.











1 comentario:

  1. En materia de eutanasia ha sido un tema muy controvertido en relación del sufrimiento del animal y los derechos ecológicos y del propio animal lo que menos se quiere es ver al animal sufrir, porque muchas de las veces ya son desahuciados y para dar una mejor calidad se les da un tratamiento que muchas de las veces causa un sufrimiento tal que es mejor sacrificar al animal, es muy interesante lo que comparte.

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