domingo, 15 de mayo de 2016

Riesgos al convivir con animales

Sin saberlo, muchos vacacionistas y dueños de mascotas se exponen a contraer alguna enfermedad transmitida por animales domésticos, de granja o salvajes (zoonosis), misma que puede atentar gravemente contra su salud y vida. Es por eso que se considera al médico veterinario indispensable para una salud total.

De manera deliberada o por casualidad, los seres humanos convivimos prácticamente a diario con algún animal. Así, es común que los niños cuenten con una mascota en casa (perro, gato, canario, perico, hámster, conejo, tortuga o peces, entre otros) que proporciona compañía, a la vez que contribuye al aprendizaje en la adquisición de responsabilidades, pero también es cierto que al salir de la ciudad de vacaciones en playas, selva o bosque, nos exponemos a entrar en contacto con las más diversas criaturas.
Aún cuando el hombre ha domesticado a especies desde tiempos remotos, y hasta el siglo XIX sólo se sabía que rabia (enfermedad que afecta al sistema nervioso) o peste (genera problemas respiratorios y hemorragias en la piel) podían ser transmitidas por el contacto con perros y ratas, respectivamente, los estudios médicos y epidemiológicos efectuados desde entonces han multiplicado la lista de zoonosis.
Además de esto, se tiene bien claro que los mayores riesgos no provienen necesariamente de especies salvajes, sino de las que viven en casa sin control veterinario adecuado. En muchos casos, la zoonosis es ocasionada porque la mascota se enferma y transmite microorganismos o parásitos a los seres humanos.
Las zoonosis son tantas que un cálculo reciente sugirió que su incidencia es tan alta que pueden costar tantos recursos en materia de salud pública como las enfermedades de transmisión sexual.
Voy a iniciar una serie de comentarios sobres zoonosis más frecuentes de acuerdo a su agente causal y comenzaré por los parásitos, los cuales generan los siguientes parecimientos: Uno de ellos es la infestación por Anquilostomas que en su forma larvaria entran por la piel luego de tocar un piso o material infectado con heces de animales, casi siempre perro o gato. Causa vómito, diarrea, pérdida de peso y, en casos graves, lesiones localizadas en ojos o vísceras, según el caso. La Hidatidosis, equinococosis o quiste hidatídico. Infección causada por el gusano Echinococcus granulosus; el contagio ocurre sobre todo en la infancia, cuando el niño juega con perros infectados, o a cualquier edad cuando se ingieren verduras o aguas contaminadas con huevos del parásito. Afecta al hígado y pulmones, básicamente generando fiebre y dolor abdominal.
Las Lombrices intestinales. Aunque no es un término muy preciso, designa a distintos tipos de gusanos (tricocéfalos, áscaris, filaria, tenia, toxocaras) que se alojan en los intestinos del ser humano y que producen malestar estomacal intermitente, diarrea, pérdida de peso, desnutrición, vómito y alteraciones del sueño; en casos graves pueden extenderse a otras áreas del organismo y ocasionar lesiones oculares, cutáneas, hepáticas o neurológicas. Constituyen un problema sanitario grave porque se propagan a través de huevecillos en las heces de animales como perros y gatos, a los cuales se deja defecar en parques y vías públicas (fecalismo).

Toxoplasmosis. Afecta principalmente a los gatos, y es generada por el protozoario Toxoplasma gondii, que se disemina mediante comida contaminada con orina y excremento de animales infectados. La infección es controlada por el organismo, y rara vez genera síntomas de consideración, pero es de gravedad cuando la contrae una mujer embarazada, debido a que el feto puede sufrir ceguera y daños irreversibles en el sistema nervioso.
Giardiasis o lambliasis. Se manifiesta con diarreas y fuertes dolores de estómago, a causa de la infección por el protozoario Giardia lamblia . Su transmisión es idéntica a la de las lombrices intestinales, por lo que también es importante consecuencia del fecalismo.
Leishmaniosis. Es una enfermedad canina no muy común, generada por el protozoario Leishmania infantum, que se transmite por la picadura de mosquitos. Dentro del perro afecta a diferentes órganos, pero generalmente sufren mayor deterioro riñones, hígado y piel, por lo que produce pérdida de cabello, descamación, adelgazamiento y apatía. Potencialmente puede ser contagiada a seres humanos, aunque esto ocurre sólo en individuos con sistema de defensas (inmunológico) debilitado. No hay tratamiento curativo, por lo que la única medida conocida para evitarla es la prevención, que consiste en realizar cada año un análisis de sangre a la mascota.
Dirofilariosis. Otra enfermedad transmitida por mosquitos y que casi siempre padecen perros y gatos. Los parásitos que la ocasionan (Dirofilaria immitis) no dañan al ser humano, pero se pueden alojar temporalmente en la región pulmonar, formando un nódulo (conglomerado en forma de esfera) y ocasionando tos y dificultad para respirar.
Sarna. En realidad es un grupo de enfermedades producidas por ácaros (“parientes” diminutos de las arañas) que se alojan dentro de la piel, generando inflamación, dolor y pérdida de pelo. No todas son contagiosas, aunque algunas que afectan a perros (sarcóptica), gatos y conejos (cheiletielosis) pueden hacernos daño si hay contacto directo.
Hasta aquí esta primera entrega, en la próxima continuaremos con este tema.
Reciban un saludo



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