Esta es la típica pregunta
que todo propietario de un perro se hace alguna vez. “¿Por qué si le doy bien
de comer a mi perrito y hasta le sirvo más de lo que dice en el empaque de su
alimento, me sigue viendo con esa cara de muerto de hambre?
Bueno, pues la respuesta
parece encontrarse en los orígenes mismos del perro. Como sabemos, el perro
desciende del lobo y los lobos cazan para obtener su alimento, al igual que lo
siguen haciendo los perros salvajes de hoy en día. Pero lo que quizá nadie nos
había dicho sobre el lobo es que no siempre sus cacerías son exitosas, pues por
lo general pasan 4 o 5 días sin comer hasta que vuelven a tener una cacería
exitosa que les permita saciar su hambre.
Este mismo instinto de
supervivencia lo siguen cargando nuestros perros domésticos. Es como si una
vocecita en su interior les dijera: “¡Trata de comer lo más que puedas! Porque
mañana no sabemos si habrá comida o no.” Y para tal efecto, nuestros perros han
desarrollado una herramienta muy eficaz llamada: “Chantaje”. Se nos quedan
viendo con esa carita tan tierna que parece decirnos: “Lo que me serviste no
fue suficiente, podrías darme más por fa, por fa, y te voy a agradecer aún más
si fueras tan amable de darme de eso tan rico que tú estás comiendo”
Sin embargo, es muy
importante que recordemos que todo este chantaje que nuestro perro nos hace
está obedeciendo a un instinto que ha hecho que él sobreviva, como una especie
exitosa por miles y miles de años, pero que no significa que en verdad nuestro
perro esté mal alimentado. De hecho, nosotros podríamos pensar que está bien
que Ducke tenga uno o dos kilos de más, pero la realidad es, que cada kilo de
sobrepeso en un perro sería comparable a 7 kilos en el humano; por lo tanto
esos 2 kilitos extras que tiene Ducke vendrían siendo el equivalente a 14 kilos
de sobrepeso que se resienten en sus articulaciones, hígado, corazón,
metabolismo y un sinfín de padecimientos que podrían mermar significativamente
la calidad de vida de nuestro mejor amigo.