Se estima que los perros han
acompañado al ser humano durante 10 000 años, en los que hemos creado cientos
de razas domésticas que serían incapaces de vivir en lo salvaje como lo
hicieron sus ancestros familiares, los lobos, zorros y chacales.
Todo esto ha contribuido a
certificar el popular dicho de que el perro es el mejor amigo del hombre,
pero ¿qué es exactamente lo que ha favorecido esta amistosa relación por tanto
tiempo?
Un nuevo estudio científico
llevado a cabo por una universidad de Melbourne, Australia, arroja nuevas
pistas sobre el asunto.
La hormona del amor
La clave para la respuesta,
según este estudio, se encuentra en la oxitocina, la hormona informalmente
conocida como «la hormona del amor», ya que se relaciona con los patrones
sexuales, la conducta maternal y paternal y la vinculación afectiva. Esta
hormona está presente en todos los mamíferos.
El estudio probó que la
oxitocina juega un papel importante en la habilidad de los perros para interpretar
ciertas señales humanas y utilizarlas en su beneficio, como puede ser, por
ejemplo, el interpretar una señal con el índice para encontrar comida.
Es muy probable que este
vínculo comunicativo entre las dos especies, esté fuertemente relacionado con
el vínculo afectivo y emocional entre ambas.
La oxitocina es liberada en
el cerebro en ocasiones de contacto íntimo como los abrazos o las caricias, y
es entonces la que podría generar en los perros una mayor atención a las
señales humanas, favoreciendo así una relación más cercana.
Señales humanas
El estudio consistió en
hacer que los perros encuentren la comida escondida en uno de dos tazones,
utilizando como pista las señales de una persona. Los 62 perros que
participaron, machos y hembras, fueron probados en dos oportunidades.
Una de ellas después de
haberles aplicado un spray nasal que contenía oxitocina, y otra vez
después de aplicarles otro que tenía simplemente agua salada. Luego, cada perro
fue evaluado de acuerdo a la habilidad de encontrar la comida siguiendo la
señal de la persona.
Los resultados indicaron que
los perros encontraron mucho más fácilmente la comida escondida en uno de los
tazones después de que se le administró la oxitocina, y además que ésta
conducta de interpretar correctamente las señales humanas se mantuvieron hasta
15 días después de que se le aplicó la hormona.
Como conclusión, los
científicos a cargo del estudio asumen que la oxitocina jugó un papel crucial
en la domesticación de los perros y en que se hayan convertido en el
mejor amigo del hombre.
El estudio, de todas
maneras, no analiza otros receptores en el cerebro del animal para comprobar
los niveles de oxitocina en la interacción con las personas, algo que podría
resultar más útil teniendo en cuenta que el cerebro es más complejo que una
sola hormona y que ésta es solo una de las muchas señales que influyen en
conductas sociales.